De 4 a 6 años:
Son edades donde los niños son más hiperactivos, sus ansias de aprender los vuelven locos. Por eso el monitor responsable de un grupo de niños de estas edades debe ponerles los manguitos nada más entrar por la puerta que lleva a la piscina, también deberá contarlos, no solo al inicio de la clase, sino todo el transcurso de ella.
Para empezar los niños se sentaran en el bordillo y empezarán a salpicar con los pies, de modo que les resulte divertido, para los que tienen cierto miedo que lo vayan perdiendo. Para poder perder el miedo a meter la cabeza en el agua podemos inventar variedades de juegos como soplar en el agua para transportar una pelota pequeña, usando mitad de la piscina para poder controlar mejor a todo el grupo.
Para comenzar a nadar con los manguitos, si el monitor esta dentro del agua puede ayudarlos sujetandolos por la cadera o si no desde fuera con una percha. Después de esto según vayamos viendo el nivel del niño podemos empezar con la tabla o también desaflojandoles los manguitos, para que asi hagan más fuerza. Siguiendo la mejoría del niño podemos sacarle para crol un manguito o con la tabla primero con las dos manos agarradas a ella y luego una sola. Cuando por fin veamos que no necesita los manguitos se los sacamos y le hacemos la prueba del perrito, para poder ver como se va defendiendo en el agua,
A estas edades empezarán con la respiración frontal. Luego con la respiración lateral hacia el lado hábil y luego hacia el lado no hábil. Para practicar la respiración tanto frontal como lateral usaremos el pullboy.
Mayores de 12 años:
En estas edades podemos empezar a introducirles la técnica de crol y la de espalda.
Adultos:
A los adultos no les podremos para su aprendizaje los manguitos ya que rara vez los quieren, así que substituiremos los manguitos por churros.
Lo más complicado a la hora de enseñar a nadar a los adultos es el pánico que suelen tener algunos al agua y se sienten incapaces a la hora de hacer algo.
Para su aprendizaje se suele hacer con una tabla en las manos y el churro en las piernas, para que se sientan más seguros.