De manera general cada persona tiene una forma distinta de andar, de moverse y de desplazarse. De la misma manera cada deportista, cada atleta, tiene una forma distinta de correr. Sin embargo comprendiendo y entendiendo estas diferencias individuales, existen unas pautas generales que nos indican como debe ser la zancada de un atleta y la descomposición de la misma, en distintas partes o fases, para poder mejorar o corregir la técnica de carrera. Estas partes son:
-Amortiguación.
Es la fase en la que el pie está en contacto con el suelo. El objetivo es que dure el menor tiempo posible, para no perder velocidad, y que se realice con menos esfuerzo.
En esta fase de apoyo, hay una parte llamada recepción, en la cual el pie toma contacto con el suelo. La musculatura de las piernas tiene que amortiguar la caída del peso sobre el apoyo.
El pie siempre se apoya por delante del peso del cuerpo, si no fuera así, nos desequilibraríamos hacia delante, pudiéndonos caer al suelo, pues el cuerpo avanzaría más rápido que el movimiento de las piernas.
Esto nos permite mantener la cadera más elevada y con ello alcanzar más velocidad, porque perdemos menos tiempo en amortiguar las caídas y en abandonar el suelo.
El tendón de Aquiles mantiene una cierta tensión para sujetar el talón y no llegar a apoyarlo pues tiene que contener todo el peso del cuerpo en la caída a la vez que se estira. Esta manera de correr, apoyando sólo de planta y con poca flexión de tobillo es muy agresiva y lesiva.
-Impulso:
La fase de impulso, comienza cuando el centro de la gravedad del atleta ha superado la vertical del apoyo, que va desde que el pie inicia el impulso hasta que el metatarso pierde contacto con el firme.
Como es de lógica este es el momento más importante, cuanto mayor fuerza podamos imprimir al impulso mayor velocidad podremos alcanzar. De esto se ocupan músculos muy potentes y pensados para este fin. Como los gemelos, los soleos, los plantares y los flexores profundos de los dedos.
El anterior objetivo era tener una buena impulsión en los tobillos, en este es elevar las rodillas al aire para poder obtener una máxima amplitud de zancada. Estos dos objetivos van unidos entre sí, de modo que, si impulsamos el tobillo hasta el final estamos obligando a la otra pierna a elevar la rodilla y si subimos la rodilla obligamos al tobillo de la otra pierna a impulsarse al máximo.
En esta fase los brazos tienen su técnica de carrera ya que son los encargados de equilibrar nuestro cuerpo. Estos deben aprovechar todo su rango de movimiento. Para que los brazos tengan una técnica correcta los codos tienen que tener una angulación de 90 grados y tienen que ser llevados con soltura. Las manos tienen que estar relajadas, dejándose llevar por la inercia del movimiento.
Como su nombre indica es el momento en que gracias a la acción de los potentes músculos del cuerpo, no sólo de las piernas, el corredor está en el aire, sin ningún apoyo y con movimiento hacia
arriba y adelante y luego hacia abajo y hacia delante.
Empezar con un vuelo alto y largo para terminar trotando no es para nada positivo. Por esto un atleta a la hora de realizar el vuelo tiene que intentar que su centro de gravedad no se eleve demasiado, tiene que buscar un movimiento vertical y paralelo al suelo, pero sin llegar a perder demasiada velocidad.
Es en esta fase donde se diferencia el correr, del caminar, el trote o la marcha, ya que en estos casos el corredor o atleta tiene siempre un pie en contacto con el suelo.
Antes de una carrera debemos de hacer una serie de ejercicios como por ejemplo los que aparecen en este video:
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