Fue aquí, en el monte de Barbanza, donde transcurrió la primera carrera de orientación para muchos de nosotros. No fue nada fácil ya que teníamos factores climáticos como el frío y la lluvia en nuestra contra, pero aún así nos lo pasamos bien.
Mi pareja fue Helena, pero durante la carrera nos fuimos encontrando con más compañeros, y nos ayudábamos un poco los unos a los otros.
El profesor nos comentó que había varios niveles y que nosotros corríamos en el 3 (iniciación larga) que eran doce balizas. El terreno estaba complicado ya que era muy roco y también había riachuelos que o bien los saltabas o dabas un rodeo para poder continuar la carrera.
Nosotras al igual que muchos de nuestros compañero no pudimos acabar la carrera ya que comenzó a granizar y se nos estaba haciendo ya tarde, de modo que decidimos abandonar en la baliza número 8 y regresar al bus.
Creo que para todos, para unos más que para otros, fue una experiencia bastante buena.
Allí pude ver como todo tipo de edades pueden participar en la carrera y me encantó ver sobre todo a los niños pequeños como se entusiasmaban cada vez que encontraban una baliza, la verdad tengo que decir que me gustó la experiencia y se la recomiendo a cualquiera, aunque no se vaya para competir es una manera de conocer gente y así también poder disfrutar de la naturaleza.
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